Seis bodas y una escuela sabática
Adolescentes
«Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos. Nuestros antepasados fueron aprobados porque tuvieron fe» (Hebreos 11: 1-2).
Le daba miedo no llegar a casarse nunca. Había sido la dama de honor en seis bodas aquel verano y asistió a doce bodas más aquel año. Recién salida de la universidad y comenzando en el mundo del trabajo, sabía que encontrar a un hombre cristiano era una probabilidad remota. Una noche, con lágrimas en los ojos, se inclinó ante Dios: «Encuentra a alguien para mí -le suplicó-. Quiero criar a mis hijos de manera que te puedan conocer». Mientras oraba, sintió la impresión de que el Señor contestaría su oración. No escuchó ninguna voz ni nada parecido, simplemente sintió esa seguridad.
Mientras muchas más de sus amigas se casaban, ella seguía esperando, pero con la certeza de que le llegaría la hora. Decidió tener fe y no desanimarse. No sabía cómo iba a suceder, pero estaba segura de que el Señor traería a alguien a su vida. Llevaba tiempo sin ir a la iglesia, pero un día decidió regresar. En la Escuela Sabática vio a un joven que estaba impartiendo la lección. Él se interesó en ella y la invitó a salir. Salieron juntos dos años, se casaron, y yo soy una de esos cuatro hijos que criaron conociendo al Señor.
La fe es estar seguro de que Dios tiene la solución a nuestro problema. Hebreos 11, el capítulo de la fe en la Biblia, hace una larga descripción de lo que es la fe. Mencionemos algunos ejemplos. Fe es creer en la creación, aunque nadie pueda probarla. Es creer que Dios existe y buscarlo fervientemente como lo hizo Enoc. Fe es lo que hizo Noé al construir un arca aunque nunca hubiera visto la lluvia. Fe es lo que hizo Abraham cuando ofreció a su hijo sobre un altar. Fe es lo que hicieron los padres de Moisés al esconderlo sin temor al castigo de faraón. Fe es lo que hicieron los israelitas al marchar alrededor de Jericó sin armas. Fe es lo que hizo Rahab sabiendo que Dios salvaría a su familia.
La esencia de todas estas vivencias es que, aunque ninguno pudo anticipar el resultado, confiaron en Dios. Hoy actuamos como si tuviéramos que entender el propósito antes deponer nuestra fe en Dios, pero eso no es tener fe. Tener fe como estos héroes del pasado es creer que Dios hace posible lo imposible