La Vida Cristiana – Lección E.S
PALABRAS FINALES
Lee Romanos 15:1 al 3. ¿Qué importante verdad cristiana se encuentra en estos textos? ¿De qué manera este pasaje capta gran parte de lo que significa ser seguidor de Jesús?
¿Qué otros versículos enseñan la misma idea? Más aún, ¿de qué modo puedes vivir este principio personalmente?
Al llegar al fin de su carta, ¿qué variadas bendiciones pronunció Pablo? Rom. 15:5, 6, 13, 33.
El Dios de la paciencia quiere decir el Dios que ayuda a sus hijos a soportar resueltamente. El término traducido como “paciencia” es hupomone, y significa “fortaleza” o “tenacidad inalterable”. La palabra para “consolación” puede traducirse como “motivación”. El Dios de la motivación es el Dios que anima. El Dios de la esperanza es el Dios que le ha dado esperanza a la humanidad. Asimismo, el Dios de paz es el Dios que da la paz y en quien podemos tener paz.
Después de muchos saludos personales, ¿cómo termina Pablo su carta? Rom. 16:25-27.
Pablo termina su carta en gloriosa alabanza a Dios. Dios es Aquel en quien los cristianos romanos, y todos los cristianos, podemos confiar, sin peligro, para confirmar nuestra condición de hijos e hijas redimidos de Dios, justificados por la fe y, ahora, guiados por el Espíritu de Dios.
Sabemos que el Señor inspiró a Pablo para que escribiera esta carta en respuesta a una situación específica en un momento determinado. Lo que no sabemos son todos los detalles que el Señor le había revelado a Pablo sobre el futuro.
Sí, Pablo sabía bien lo que era la apostasía (2 Tes. 2:3), aunque el texto no dice cuánto sabía sobre ello. En síntesis, no sabemos si Pablo tenía alguna idea del papel que él y sus escritos, especialmente esta carta, tendrían en los acontecimientos finales. En cierto sentido, no es tan relevante. Lo que sí importa es que el Protestantismo nació de estos versículos y que, en ellos, los que procuran permanecer fieles a Jesús han tenido, y tendrán, el fundamento bíblico sobre el cual basar su fe y compromiso, incluso cuando el mundo se maraville“en pos de la bestia” (Apoc. 13:3).