EL PREMIO DE LA VICTORIA | Radio Renacer tv

Siguenos en las Redes

Sígueme en YouTube Sígueme en Facebook Sígueme en Instagram Sígueme en WhatsApp Sígueme en TikTok  Sígueme en Twitter
>
Mostrando las entradas con la etiqueta EL PREMIO DE LA VICTORIA. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta EL PREMIO DE LA VICTORIA. Mostrar todas las entradas

jueves, 8 de febrero de 2018

EL PREMIO DE LA VICTORIA

EL PREMIO DE LA VICTORIA “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.
2 Timoteo 4: 7 y 8

Cuando tenía 20 años, en 1969 visité la prisión Mamertina en la ciudad de Roma. Me encontraba lleno de conflictos espirituales, y esa experiencia fue una de las más emocionantes de mi vida. Cerré los ojos e imaginé al anciano Pablo, ya cansado, escribiendo la epístola al joven Timoteo. Su carta contiene palabras de fe y esperanza. Es una declaración de un ancianito victorioso. “No tengo miedo de la muerte”, decía. “Estoy listo para partir, pero cumplí todo lo que tenía que cumplir. Vencí, y ahora solo espero la corona de victoria”.

Podrás imaginarte que ese ancianito victorioso era el mismo hombre que escribió Romanos 7, donde expresó un grito de desesperación: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?”(vers. 24) ¿Dónde estaba el conflicto de querer servir a Dios y no poder? ¿Dónde habían quedado las buenas intenciones y las promesas no cumplidas? Todo eso era ya un triste pasado. Ahora, al fin de sus días, aguardaba la muerte sin temor, seguro de la victoria y de la vida eterna.

Mis amados, quedo emocionado cada vez que pienso en esta última declaración de Pablo. ¿Quiere decir que a pesar de los conflictos y de la lucha interior que hoy experimento, a pesar de que hoy tal vez “esté en mí el querer, pero no el efectuarlo”, a pesar de todo eso, yo también puedo ser un victorioso en Cristo? Exactamente. Es exactamente eso lo que Pablo está queriendo decir cuando añade:
“Y no solo a mí, sino tambien a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4: 8).

En ese grupo, con toda seguridad, estás incluido. Hoy puedes llegar a ser victorioso en Cristo. Esa es la promesa de Dios.

Al salir esta mañana para las actividades del día, lleva en tu mente esta promesa. Apodérate de ella con fe. No andes turbado por los errores de ayer. Hoy es un nuevo día, y todo el poder de los cielos está a tu disposición. Olvidando todo lo que queda atrás, proyéctate hacia delante, al premio de la soberana vocación en Cristo.
Alejandro Bullón
“A solas con Jesús”

Patrocinado