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lunes, 19 de febrero de 2018

¿Pastor, supervisor o asalariado?



juan 12:10 Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.

LAS OBEJAS DEL PASTOR


Las obejas trabajan solas, son las que avanzan la obra de Dios, mientras que los pastores van de iglesia en iglesia dando informe de lo que ellas tienen que hacer. ¿Son supervisores de un negocio?


Mateo 28:19-20 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
En mateo 28:19-20 vemos que hoy en dia los llamados pastores no tienen discipulos, por tanto estan en desobediencia al mandato de cristo que dice. id, y haced discípulos a todas las naciones.

: “El ministro evangélico se ocupa de una obra solemnísima y sacratísima”. El Evangelismo, 138. “El ministro ocupa el puesto de portavoz de Dios a la gente, y en pensamiento, palabras y actos, debe representar a su Señor”.—Obreros Evangélicos, 20.

Debemos tener un ministerio convertido—La eficiencia y el poder del ministro verdaderamente convertido haría temblar a los hipócritas de Sión y atemorizaría a los pecadores. El estandarte de la verdad y la santidad está desapareciendo en el polvo. Si quienes tocan las notas solemnes de amonestación para este tiempo reconocieran su responsabilidad para con Dios, verían la necesidad de orar fervientemente. Cuando las ciudades eran silenciadas en el sueño de medianoche, cuando cada hombre habíase marchado a su propia casa, Cristo, nuestro ejemplo, se retiraba al Monte de los Olivos, y allí, entre las sombras de los árboles, pasaba la noche entera en oración. Aquel que no tuvo ninguna mancha de pecado,—fuente inagotable de toda bendición, cuya voz fue escuchada en la cuarta velada de la noche con bendición celestial por sus aterrorizados discípulos en el tormentoso mar; y cuyas palabras podían reclamar a los muertos de sus tumbas,—fue el que suplicó con gran clamor y lágrimas. Oró no sólo por sí mismo, sino por aquellos a quienes vino a salvar. Al llegar a ser el suplicante, buscando de las manos de su Padre nuevas fuerzas, y regresando renovado y revigorizado como el sustituto del hombre, se identificó a sí mismo con la humanidad sufriente, y le dio un ejemplo de la necesidad de orar.—Testimoniesfor the Church 4:528.


Las características de un pastor

La influencia del carácter verdaderamente cristiano del ministro es como los radiantes rayos de sol—Dios pide a los ministros que acepten su verdad, y lleven, en su nombre, el más solemne mensaje jamás dado al mundo, de levantar el estandarte de las verdades de la Biblia, y ejemplificar sus preceptos en su vida diaria. Tal conducta induciría a creer a muchos que se han atrincherado detrás del parapeto de la infidelidad. La influencia del carácter verdaderamente cristiano del ministro es como los radiantes rayos de sol que penetran los rincones más remotos de los oscuros lugares a los que se les permita entrar. La luz que emana del ejemplo del ministro verdaderamente cristiano no debe ser vacilante e incierta como la chispa de un meteoro, sino debe tener la calma y continua brillantez de las estrellas celestiales.—The Review and Herald, 8 de agosto de1878.

Judas ejemplifica a los ministros que quizá amen a Cristo,pero se aferran a sus indeseables rasgos de carácterEn Cristo él observaba un carácter que era puro, inofensivo e inmaculado, y su corazón fue atraído a amar a su Maestro. Pero la luz del carácter de Cristo que lo iluminó, trajo consigo la responsabilidad de ceder todo rasgo natural o adquirido que no estaba en armonía con el carácter de Cristo. En esto Judas no pudo pasar la prueba. El amor al mundo estaba arraigado en su corazón, y no dejó su amor por lo mundanal, ni rindió su ambición a Cristo. El nunca llegó al punto de rendirse totalmente a Jesús. Sintió que podía retener su propio juicio y su opinión. A pesar de haber aceptado el puesto de ser ministro de Cristo, sin embargo nunca se sometió al molde divino de Cristo. Se aferró a sus rasgos indeseables de carácter, y cedió a sus propios hábitos pecaminosos, y, en vez de llegar a ser puro y semejante a Cristo, llegó a ser egoísta y codicioso.—The Signs of the Times, 18 [38] de diciembre de 1893.
La obra del ministro exige sacrificio, pero menos que lo quemuchos han afrontado en el pasado—No todos los predicadores se han entregado completamente a la obra de Dios, como se les requiere que hagan. Muchos sienten que la suerte del ministro es difícil porque tienen que estar separados de sus familias. Ellos se [39] olvidan de que antes era mucho más difícil que ahora. En una época habían sólo unos pocos amigos de la causa. Se olvidan de aquellos a quienes Dios les impuso la carga de la obra en el pasado. Eran sólo unos pocos entonces quienes recibieron la verdad como resultado de mucho trabajo. Los siervos escogidos de Dios lloraron y oraron para tener un claro entendimiento de la verdad, y sufrieron privaciones y mucho sacrificio para poderla llevar a otros. Paso a paso ellos siguieron mientras la providencia de Dios abría el camino. Ellos no buscaron su propia conveniencia o se acobardaron ante las dificultades. Por medio de estos hombres, Dios preparó el camino e hizo clara la verdad para que cada mente honesta la pudiera comprender. Todo ha sido facilitado para el ministro que desde entonces ha abrazado la verdad, sin embargo, algunos han fallado en tomar la carga del trabajo. Buscan una mejor suerte, un puesto con menos sacrificios. Esta tierra no es el lugar de descanso para el cristiano, mucho menos para el ministro escogido de Dios. Se olvidan que Cristo dejó sus riquezas y su gloria en el cielo, y vino a la tierra a morir, y que él nos ha ordenado amarnos los unos a los otros como él nos amó. Se olvidan de aquellos que no fueron dignos de este mundo, que rondaban en pieles de ovejas y cabras, y fueron afligidos y atormentados.—Testimonies for the Church 1:370, 371. Dejen que los ministros que sienten que están sufriendo penurias, visiten el taller del apóstol Pablo—Aunque quebrantado de salud, él trabajaba durante el día sirviendo en la causa de Dios, y luego trabajaba asiduamente una buena parte de la noche, y frecuentemente toda la noche, para hacer provisión para sus necesidades y las de otros.—Testimonies for the Church 4:410. Las pruebas preparan a los predicadores para el éxito como pastores—Moisés fue dirigido por Dios para obtener una experiencia en prodigar cuidado, en ser considerado, en tener una tierna solicitud hacia el rebaño, de tal manera que pudiese, como un fiel pastor, estar listo para cuando Dios lo llamara a hacerse cargo de su pueblo. Una experiencia semejante es esencial para quienes se enlistan en la gran obra de la predicación de la verdad. Para poder llevar a las almas a la fuente de vida, el predicador mismo debe beber primero de esa fuente. Debe ver el infinito sacrificio hecho por el Hijo de Dios para salvar al hombre caído, y su propia alma debe estar imbuida con ese espíritu de amor que no muere. Si Dios nos escoge para hacer un trabajo difícil, debemos realizarlo sin murmurar. Si el camino es difícil y peligroso, es el plan de Dios que lo sigamos con mansedumbre y suplicarle que nos fortalezca. Debemos aprender la lección de la experiencia de algunos ministros, que comparativamente no han sufrido nada de dificultades y pruebas, sin embargo, se ven a sí mismos como mártires. Todavía tienen que aprender a aceptar con agradecimiento la manera cómo Dios escoge, recordando al Autor de nuestra salvación. El trabajo del ministro debe ser realizado con presteza, energía, y con un celo mayor que el se usa para los negocios, siendo que la labor es mucho más sagrada y los resultados más trascendentales.—Testimonies for the Church 4:442. 




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