«Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu.» (Efesios 6:18) | Radio Renacer tv

Siguenos en las Redes

Sígueme en YouTube Sígueme en Facebook Sígueme en Instagram Sígueme en WhatsApp Sígueme en TikTok  Sígueme en Twitter
>
Mostrando las entradas con la etiqueta «Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu.» (Efesios 6:18). Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta «Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu.» (Efesios 6:18). Mostrar todas las entradas

miércoles, 7 de febrero de 2018

«Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu.» (Efesios 6:18)

«Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu.»
(Efesios 6:18)
 
UÉ MULTITUD de oraciones hemos hecho desde el primer momento en que aprendimos a orar.

Nuestra primera oración fue hecha en favor de nosotros mismos: le pedimos a Dios que tuviera misericordia de nosotros, y borrara nuestros pecados. Él nos escuchó. Pero cuando hubo borrado todos nuestros pecados como una nube, enseguida hicimos más oraciones en favor de nosotros.

Hemos orado por la gracia que nos santifica, que impulsa a hacer lo bueno y que impide hacer lo malo. Hemos implorado por una nueva certidumbre de la fe, por la consoladora aplicación de una promesa, por la liberación en la hora de la tentación, por ayuda en el momento del cumplimiento del deber, y por socorro en el día de la prueba.

Hemos sido impulsados a ir a Dios para bien de nuestras almas, pidiendo, como mendigos consuetudinarios, todo lo que necesitábamos.

Oh hijo de Dios, acuérdate de que nunca pudiste conseguir en otra parte algo para tu alma. Todo el pan que tu alma ha comido proviene del cielo, y toda el agua que ha bebido ha fluido de la Roca viviente que es Cristo Jesús el Señor.

Tu alma nunca se ha enriquecido por sí misma: siempre ha sido una pensionista de la bondad diaria de Dios. Por lo tanto, tus oraciones han ascendido al cielo buscando una serie de infinitas gracias espirituales.

Tus necesidades han sido innumerables, y en consecuencia las provisiones divinas han sido infinitamente grandes. Tus oraciones han sido tan variadas como innumerables las misericordias del Señor.

En vista de esto, ¿no tienes motivo para decir: «Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas»? Pues así como tus oraciones han sido muchas, así también han sido muchas las respuestas de Dios.

«Dios te respondió en el día de tu angustia,» te ha fortalecido y ayudado, aun cuando, ante Su trono, Lo deshonraste por temblar y dudar. Recuerda esto y haz que tu corazón se llene de gratitud a Dios, quien ha escuchado con misericordia tus pobres y débiles oraciones.

«Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de Sus

Patrocinado